Los contratos del hermano del Presidente Correa

 

Un verdadero y justificado escándalo se ha formado a raíz de la publicación de una serie de contratos que el Estado ha firmado con compañías de propiedad o de mayoría accionaria de Fabricio Correa hermano mayor del Presidente Rafael Correa.

Las observaciones o cuestionamientos apuntan desde la prohibición legal existente de que parientes cercanos al mandatario pueden contratar con entidades públicas, hasta restricción ética y moral para evitar tráfico de influencias que le facilitaría la adjudicación de obras por su parentesco con la autoridad nacional.

Bajo este parámetro de recriminaciones, el presidente Corea ha dispuesto que se restrinjan las contrataciones públicas con familiares de funcionarios dentro de la circunscripción en las que estos estén desempeñando sus funciones directrices.

Anotamos que en esta regulación atenta contra la libertad de las personas, las leyes y la misma constitución son nuevas normas que no enfrentan el problema sino que generan una vuelta mas al complejo marco de la contratación publica. Es que la calentura no esta en las sabanas  es difícil pensar que la corrupción va a disminuir por esta reglamentación innecesaria.

El problema se origina en la falta de un ministerio público eficientemente y en la falta de un sistema judicial que realmente administre justicia. Si hubiera fiscalía el mismo hermano del presidente podría contratar con el estado por que los fiscales y los jueces determinarían si hubo o no tráfico de influencias u otros actos de corrupción.

Pero como ecuador carece justamente de esto, entonces el Presidente hora, y el Congreso Nacional en otras ocasiones tienen que inventarse normativas que a la larga afectan a las libertades individuales.

Así podría disuadirse los delitos en las instituciones públicas, pues con el conocimiento de una estricta y constante supervisión y control, las intenciones o malos pensamientos, sino estarían imposibilitados de surgir porque nada es imposible por lo menos se lo podría restringir ostensiblemente.